EMPATIA - DON Y CASTIGO DE SENTIR A LOS DEMAS
Hace casi un año que no escribía para el
Blog, mil ideas inacabadas, que espero algún día tomen forma, pero nada que me
diera el empujón definitivo para ponerme a escribir.
En este tiempo, un sin fin de acontecimientos
han entrado y salido de mi vida, cosas buenas y malas, ilusiones y decepciones,
muchos disgustos, lagrimas, y algunos momentos de alegría, que hacían que todo
se borrara. La verdad es que nada se borra, solo se diluye, porque lo bueno
siempre pesa mas que lo malo, pero esos momentos malos siguen al acecho y te
hacen tomar decisiones, encrucijadas del camino, que día tras día, te hacen
avanzar por el largo camino de tu vida.
Soy una persona reflexiva, y no puedo
archivar las cosas que me pasan sin darles mil vueltas, las preguntas se
suceden en mi cabeza ¿Porque ha pasado?, ¿Que ha generado esa situación?,
¿Podría haber hecho las cosas de otro modo?.
Generalmente me guío por mi instinto,
mi intuición me suele alertar cuando las cosas no van bien, mi reacción suele
ser intentar saber un poco mas antes de decidir, reflexionar, hablar y al final
del proceso, DECIDIR.
En mi trabajo manda el sentido común,
pero por desgracia, en mi vida privada, me dejo llevar demasiadas veces, por el
cariño hacia las personas de mi mundo. Una y otra vez trago por situaciones,
que mi orgullo me dice “No puedes aceptar eso”, “Te están tratando mal”, pero,
a pesar de esos avisos de mi cabeza, a pesar de conocer las consecuencias de
esos momentos, pongo por delante los intereses de mis seres queridos.
Es una rutina aprendida desde pequeña,
me educaron en la empatía, lo que no sabía mi madre, cuando de niña me
inculcaba esos principios, era que estaba creando en mi, un ser vulnerable, que
una y otra vez sufre por ponerse en el lugar de “Otro”.
Dicho así suena raro, si nos educan
para entender a los demás, no es nada malo, al contrario, yo creo que es lo que
falta en esta sociedad, pero, cuando lo que le pasa a los demás lo haces tuyo,
eso se considera “Intromisión”.
Soy una persona cauta, no me abro a
cualquiera y menos dejo que cualquiera entre en mi vida. Suelo ser desconfiada,
y eso hace que acepte a mi lado a muy poca gente, pero en cambio, me abro a
ayudar, a todo el que pueda.
Cuando te comportas así, es muy fácil
rodearte de gente aprovechada, que ve en ti, una posible fuente de ingresos,
que te utiliza, y que piensa que te puede manejar.
“GRAN ERROR”
No se debe confundir tener un animo
noble y con ganas de ayudar, con ser débil y manejable. Generalmente las
personas como yo, somos muy conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor,
pero a pesar de todo, decides prestar tu ayuda.
A diario, es una lucha interna, sopesas
pros y contras, lo que esta bien y lo que no quieres, le das mil vueltas a cada
decisión, y hay momentos en los que la cabeza, parece que va a estallar.
El colapso total viene cuando, un día
decides hacerte valer, y por fin, dices un “Hasta aquí”, en ese momento, que
generalmente viene tras años de anularte a ti mismo, de hacer caso omiso de tus
sentimientos, de no escuchar como te afecta cada situación, y de como te has
sentido menospreciado una y otra vez. En ese momento, vienen las palabras
fatídicas, esas que te rompen definitivamente en mil pedazos. Esa misma persona
por la que has luchado tanto, te dice “Eres una egoísta que solo piensas en ti”
Dicen, que cuando tienes la conciencia
tranquila, no te debería importar lo que los demás piensan, pero eso son
patrañas.
Cuando decides ayudar, no lo haces esperando nada a cambio, no es una
compraventa, no quieres que la otra persona haga nada, pero tampoco que sea tan
insensible a todo lo que haces, como para no darse cuenta. Y mucho menos que
desprecie tus acciones, diciendo, como he oído mas de una vez, “Ella es así”.
Si es cierto, soy así, preocuparme e
intentar hacer todo lo que esta en mi mano, forma parte de mi carácter, pero
nadie me obliga a ayudar, a dar y a preocuparme, es algo que elijo hacer y debe
ponerse en el justo valor.
Algunos dirían que hablo así, porque me
he rodeado de las personas equivocadas, puede ser, tal vez no he sabido elegir
a las personas por las que me he preocupado, y seamos sinceros, me sigo
preocupando. Pero no es fácil, cada decepción, me la tomo como una lección de
vida e intento aprender de ella, pero la humanidad es como es, buitres al
acecho, y distinguir entre todos ellos a quien merece la pena ayudar, es una
tarea casi imposible. Solo te puedes guiar de tu corazón.
Cada día, se acercan a mi, personas de
las que percibo cosas, energía positiva o negativa, que bloqueo una y otra vez.
La dejo fluir porque no me afecta. Pero cuando es alguien que quieres, la cosa
cambia. A veces intento distanciarme, pero no puedo evitar sentir lo que siente
esa persona, y algo dentro de mi, me hace ponerme en su lugar, no lo puedo
explicar de otra manera, son sensaciones, que quien las haya sentido, las
entenderá.
Es como cuando una madre sabe que su
hijo esta en peligro, solo lo sabe, no hay una explicación, solo debes valorar
tus emociones y decidir si debes actuar, o estarte quieto.
Es una lucha continua con tigo mismo,
pero a veces, no se debe intervenir, a veces, hay que dejar que cada uno
recorra su camino y aprenda de sus errores. Otras en cambio, te involucras, y
si está en tu mano, intentas ayudar.
En ese momento estas perdido, has
tomado una decisión, la de dejar que los problemas de esa persona te importen,
a partir de ese momento, empieza un camino que raras veces acaba bien.
Mientras estés dispuesto a darlo todo,
a anularte una y otra vez por ayudar, todo va sobre ruedas. Al principio todo
fluye, eres muy “maja”, todos son sonrisas y hasta te dan las gracias, pero el
proceso sigue, cada vez la demanda es mayor, cada vez te involucras mas, y si
le llegas a coger cariño a esa persona, ya estas perdido.
La etapa de agradecimiento suele venir
seguida por la de exigencias, en ese momento es cuando caes en la trampa, tu
cabeza te dice “Sal corriendo, esto no va bien”, pero si la persona en cuestión
ha sido hábil, y se ha ganado tu cariño, “Tu, te quedas”.
En ese momento te empiezas a ignorarte
a ti mismo. Pasas por alto situaciones, que tu orgullo no te lo habría
permitido, viniendo de otra persona. Tragas y tragas, hasta que un día, te das
cuenta que te estás anulando a ti mismo. Es la sensación de volverse
transparente, tu ya no importas, te has vuelto un “Yonki” de la vida de otros.
De alguna manera te has anulado tanto, que ese requerimiento constante de
atención por parte de las personas de tu entorno, es lo que llena tu vida.
Querer gente a tu lado estaría bien, todos necesitamos formar parte de algo, y
que las personas que te importan formen parte de tu vida, pero en este caso no
es así. La sensación es unilateral, tu sientes que esas personas forman tu
vida, pero tu no estás en la de ellos, solo eres una herramienta mas, que usan
cada día, y desechan cuando ya no la necesitan.
Mientras des y des, sin rechistar, todo
está bien, pero si en algún momento alzas la voz y dices ”Soy una persona, yo
también importo”, entonces eres “Egoísta”, eres alguien prescindible e
incomodo.
Recibirás malos modos, exigencias, y
toda clase de desprecios. Si aún así, sigues diciendo “Existo”, entonces el mas
frió de los desprecios y serás apartado de sus vidas, ya no eres útil, solo
eres alguien molesto, que se entromete.
En la cabeza surgen mil preguntas:
¿Debes luchar por esa persona? – Si pero dentro de unos limites razonables que no acaben con
tigo.
¿Cuales son esos limites? – Esa es una pregunta difícil, cada uno tiene una capacidad de
aguante y no creo que haya una respuesta, pero lo que si tengo claro, es que el
momento que te sientas en peligro, “Corre”
¿Te debes sentir culpable por no
hacer algo? – Creo que si tienes la conciencia
tranquila de haber luchado y haber hecho todo lo que estaba en tu mano por esa
persona, no te debes sentir culpable, pero es inevitable que te preguntes ¿Podría
haber hecho algo mas?
Siempre hay algo mas que se puede
hacer, pero, para ayudar, la otra persona tiene que querer ser ayudada. Si hay
un NO por parte de esa persona, te debes apartar.
¿Te debes sentir culpable por
sentirte mal? – Creo que sentirse mal en estas
circunstancias, en algo normal, el cariño sigue existiendo y es inevitable que
te duela alejarte de alguien que quieres.
¿Es malo llorar? – Tajantemente NO – Llorar es una de las mejores cosa que nos ha
dado el cuerpo y la mente humana, es una forma sana de desahogo que, quien la
niega, es que tiene miedo a romperse. Mucha gente piensa que llorar es de
débiles, yo creo que es de fuertes, dejar que salgan los sentimientos y mas que
alguien te vea en ese momento, no es un signo de debilidad, mas bien de que
sabes quien eres, y no te da miedo ser vulnerable.
¿Como enfrentarte a ese momento de
bloqueo? – No puedo dar una respuesta, cada
situación es diferente y cada persona es un mundo, lo que tengo claro, es que demasiadas
veces, se acaba tirando de “crear paredes”, que muy lejos de ayudar a
solucionar problemas, los agrandan mas.
NO SE SI ESTAS REFLEXIONES DE MI
VIDA PUEDEN AYUDAR A ALGUIEN. HABRÁ QUIEN REFLEXIONE Y LLEGUE A SUS PROPIAS
CONCLUSIONES, Y QUIEN PIENSE, “VAYA LOCA ESTA”. YO SIGO LUCHANDO POR MI VIDA,
POR LA GENTE QUE ME IMPORTA Y POR ENCONTRAR MI CAMINO.
¿TU QUE ESTAS HACIENDO?
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