Este blog refleja mis vivencias como maestra de baile desde hace mas de treinta años y algunas reflexiones a las que me ha llevado mi edad y mis experiencias personales.
Espero que estos textos os hagan pensar y que algunas personas los encuentren enriquecedores para su vida y su profesión.



viernes, 15 de septiembre de 2017

 

 

EMPATIA - DON Y CASTIGO DE SENTIR A LOS DEMAS
 
Hace casi un año que no escribía para el Blog, mil ideas inacabadas, que espero algún día tomen forma, pero nada que me diera el empujón definitivo para ponerme a escribir.
En este tiempo, un sin fin de acontecimientos han entrado y salido de mi vida, cosas buenas y malas, ilusiones y decepciones, muchos disgustos, lagrimas, y algunos momentos de alegría, que hacían que todo se borrara. La verdad es que nada se borra, solo se diluye, porque lo bueno siempre pesa mas que lo malo, pero esos momentos malos siguen al acecho y te hacen tomar decisiones, encrucijadas del camino, que día tras día, te hacen avanzar por el largo camino de tu vida.
 
 
Soy una persona reflexiva, y no puedo archivar las cosas que me pasan sin darles mil vueltas, las preguntas se suceden en mi cabeza ¿Porque ha pasado?, ¿Que ha generado esa situación?, ¿Podría haber hecho las cosas de otro modo?.
Generalmente me guío por mi instinto, mi intuición me suele alertar cuando las cosas no van bien, mi reacción suele ser intentar saber un poco mas antes de decidir, reflexionar, hablar y al final del proceso, DECIDIR.
En mi trabajo manda el sentido común, pero por desgracia, en mi vida privada, me dejo llevar demasiadas veces, por el cariño hacia las personas de mi mundo. Una y otra vez trago por situaciones, que mi orgullo me dice “No puedes aceptar eso”, “Te están tratando mal”, pero, a pesar de esos avisos de mi cabeza, a pesar de conocer las consecuencias de esos momentos, pongo por delante los intereses de mis seres queridos.
 
 
 
Es una rutina aprendida desde pequeña, me educaron en la empatía, lo que no sabía mi madre, cuando de niña me inculcaba esos principios, era que estaba creando en mi, un ser vulnerable, que una y otra vez sufre por ponerse en el lugar de “Otro”.
Dicho así suena raro, si nos educan para entender a los demás, no es nada malo, al contrario, yo creo que es lo que falta en esta sociedad, pero, cuando lo que le pasa a los demás lo haces tuyo, eso se considera “Intromisión”.
Soy una persona cauta, no me abro a cualquiera y menos dejo que cualquiera entre en mi vida. Suelo ser desconfiada, y eso hace que acepte a mi lado a muy poca gente, pero en cambio, me abro a ayudar, a todo el que pueda.
Cuando te comportas así, es muy fácil rodearte de gente aprovechada, que ve en ti, una posible fuente de ingresos, que te utiliza, y que piensa que te puede manejar.
“GRAN ERROR”
No se debe confundir tener un animo noble y con ganas de ayudar, con ser débil y manejable. Generalmente las personas como yo, somos muy conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor, pero a pesar de todo, decides prestar tu ayuda.
A diario, es una lucha interna, sopesas pros y contras, lo que esta bien y lo que no quieres, le das mil vueltas a cada decisión, y hay momentos en los que la cabeza, parece que va a estallar.
El colapso total viene cuando, un día decides hacerte valer, y por fin, dices un “Hasta aquí”, en ese momento, que generalmente viene tras años de anularte a ti mismo, de hacer caso omiso de tus sentimientos, de no escuchar como te afecta cada situación, y de como te has sentido menospreciado una y otra vez. En ese momento, vienen las palabras fatídicas, esas que te rompen definitivamente en mil pedazos. Esa misma persona por la que has luchado tanto, te dice “Eres una egoísta que solo piensas en ti”
 
Dicen, que cuando tienes la conciencia tranquila, no te debería importar lo que los demás piensan, pero eso son patrañas.
 
Cuando decides ayudar, no lo haces esperando nada a cambio, no es una compraventa, no quieres que la otra persona haga nada, pero tampoco que sea tan insensible a todo lo que haces, como para no darse cuenta. Y mucho menos que desprecie tus acciones, diciendo, como he oído mas de una vez, “Ella es así”.
 
Si es cierto, soy así, preocuparme e intentar hacer todo lo que esta en mi mano, forma parte de mi carácter, pero nadie me obliga a ayudar, a dar y a preocuparme, es algo que elijo hacer y debe ponerse en el justo valor.
 
Algunos dirían que hablo así, porque me he rodeado de las personas equivocadas, puede ser, tal vez no he sabido elegir a las personas por las que me he preocupado, y seamos sinceros, me sigo preocupando. Pero no es fácil, cada decepción, me la tomo como una lección de vida e intento aprender de ella, pero la humanidad es como es, buitres al acecho, y distinguir entre todos ellos a quien merece la pena ayudar, es una tarea casi imposible. Solo te puedes guiar de tu corazón.

Cada día, se acercan a mi, personas de las que percibo cosas, energía positiva o negativa, que bloqueo una y otra vez. La dejo fluir porque no me afecta. Pero cuando es alguien que quieres, la cosa cambia. A veces intento distanciarme, pero no puedo evitar sentir lo que siente esa persona, y algo dentro de mi, me hace ponerme en su lugar, no lo puedo explicar de otra manera, son sensaciones, que quien las haya sentido, las entenderá.
Es como cuando una madre sabe que su hijo esta en peligro, solo lo sabe, no hay una explicación, solo debes valorar tus emociones y decidir si debes actuar, o estarte quieto.
Es una lucha continua con tigo mismo, pero a veces, no se debe intervenir, a veces, hay que dejar que cada uno recorra su camino y aprenda de sus errores. Otras en cambio, te involucras, y si está en tu mano, intentas ayudar.
 


 
En ese momento estas perdido, has tomado una decisión, la de dejar que los problemas de esa persona te importen, a partir de ese momento, empieza un camino que raras veces acaba bien.
Mientras estés dispuesto a darlo todo, a anularte una y otra vez por ayudar, todo va sobre ruedas. Al principio todo fluye, eres muy “maja”, todos son sonrisas y hasta te dan las gracias, pero el proceso sigue, cada vez la demanda es mayor, cada vez te involucras mas, y si le llegas a coger cariño a esa persona, ya estas perdido.
La etapa de agradecimiento suele venir seguida por la de exigencias, en ese momento es cuando caes en la trampa, tu cabeza te dice “Sal corriendo, esto no va bien”, pero si la persona en cuestión ha sido hábil, y se ha ganado tu cariño, “Tu, te quedas”.
En ese momento te empiezas a ignorarte a ti mismo. Pasas por alto situaciones, que tu orgullo no te lo habría permitido, viniendo de otra persona. Tragas y tragas, hasta que un día, te das cuenta que te estás anulando a ti mismo. Es la sensación de volverse transparente, tu ya no importas, te has vuelto un “Yonki” de la vida de otros. De alguna manera te has anulado tanto, que ese requerimiento constante de atención por parte de las personas de tu entorno, es lo que llena tu vida. Querer gente a tu lado estaría bien, todos necesitamos formar parte de algo, y que las personas que te importan formen parte de tu vida, pero en este caso no es así. La sensación es unilateral, tu sientes que esas personas forman tu vida, pero tu no estás en la de ellos, solo eres una herramienta mas, que usan cada día, y desechan cuando ya no la necesitan.
Mientras des y des, sin rechistar, todo está bien, pero si en algún momento alzas la voz y dices ”Soy una persona, yo también importo”, entonces eres “Egoísta”, eres alguien prescindible e incomodo.
Recibirás malos modos, exigencias, y toda clase de desprecios. Si aún así, sigues diciendo “Existo”, entonces el mas frió de los desprecios y serás apartado de sus vidas, ya no eres útil, solo eres alguien molesto, que se entromete.
 
En la cabeza surgen mil preguntas:
¿Debes luchar por esa persona? – Si pero dentro de unos limites razonables que no acaben con tigo.
¿Cuales son esos limites? – Esa es una pregunta difícil, cada uno tiene una capacidad de aguante y no creo que haya una respuesta, pero lo que si tengo claro, es que el momento que te sientas en peligro, “Corre”
¿Te debes sentir culpable por no hacer algo? – Creo que si tienes la conciencia tranquila de haber luchado y haber hecho todo lo que estaba en tu mano por esa persona, no te debes sentir culpable, pero es inevitable que te preguntes ¿Podría haber hecho algo mas?
Siempre hay algo mas que se puede hacer, pero, para ayudar, la otra persona tiene que querer ser ayudada. Si hay un NO por parte de esa persona, te debes apartar.
¿Te debes sentir culpable por sentirte mal? – Creo que sentirse mal en estas circunstancias, en algo normal, el cariño sigue existiendo y es inevitable que te duela alejarte de alguien que quieres.
¿Es malo llorar? – Tajantemente NO – Llorar es una de las mejores cosa que nos ha dado el cuerpo y la mente humana, es una forma sana de desahogo que, quien la niega, es que tiene miedo a romperse. Mucha gente piensa que llorar es de débiles, yo creo que es de fuertes, dejar que salgan los sentimientos y mas que alguien te vea en ese momento, no es un signo de debilidad, mas bien de que sabes quien eres, y no te da miedo ser vulnerable.
¿Como enfrentarte a ese momento de bloqueo? – No puedo dar una respuesta, cada situación es diferente y cada persona es un mundo, lo que tengo claro, es que demasiadas veces, se acaba tirando de “crear paredes”, que muy lejos de ayudar a solucionar problemas, los agrandan mas.
 
NO SE SI ESTAS REFLEXIONES DE MI VIDA PUEDEN AYUDAR A ALGUIEN. HABRÁ QUIEN REFLEXIONE Y LLEGUE A SUS PROPIAS CONCLUSIONES, Y QUIEN PIENSE, “VAYA LOCA ESTA”. YO SIGO LUCHANDO POR MI VIDA, POR LA GENTE QUE ME IMPORTA Y POR ENCONTRAR MI CAMINO.

¿TU QUE ESTAS HACIENDO?
 

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