Los Gatos son entrañables amigos peludos que
te conquistan el corazón. Sus carantoñas, expresiones, mimos, y trastadas nos
cautivan a la mayor parte de las personas que adoramos a los animales.
Quien ha tenido un felino en casa me
comprenderá, se adueñan poco a poco de todo lo que desean, cuando les regañan,
ponen esa expresión de buenecitos o te hacen un mimo y como no, se salen con la
suya. Son independientes cuando quieren que les dejes en paz, pero cuando
quieren algo son persistentes y recurren a cualquier artimaña para salirse con
la suya y desde luego, los humanos picamos y les hacemos caso, ¿quien se podría
resistir?.
Me encantan los gatos, son adorables, pero
cuando un humano se comporta con esa misma actitud, lo odio.
La escala de valores cambia cuando se trata
de personas, esas carantoñas tan monas en un gatito, en un humano, se llama ser
falso.
Me refiero a esas personas que van por libre,
pasando de todo lo que no sean ellos mismos, pero de repente un día te sonríen
y tu piensas, ¿que querrá?. De repente se acercan con actitud amable, o tienen
uno de esos detalles que saben te importan, pero que nunca suelen tener. En ese
momento, si eres un poco perspicaz, saltan todas las alarmas, sabes que el paso
siguiente va a ser pedirte algo o decirte algo que sabes no te va a gustar, en
ese momento se te pone cara de circunstancia, miras escéptico y te preparas al
chasco.
Lo normal es que, con los años, todo tome su
justa medida. Los No, enseñan a aceptar las frustraciones, no siempre se
consigue lo que se quiere, ni siempre es suficiente una buena cara o un buen
gesto para alcanzar tus deseos. Eso es lo normal, las personas crecen y
maduran, aprenden a saber esperar y a saber, cuando y como pueden pedir lo que
desean.
Ese proceso normal de evolución, no es igual
para todo el mundo, algunas personas no aceptan esas reglas, quieren controlar
la situación y para eso desarrollan estrategias de conducta algunas veces
verdaderamente sorprendentes. Esas personas son las que poco a poco van
fraguando esa personalidad felina a la que me refiero.
Son personas aparentemente sociables, suelen
caer bien, porque controlan su comportamiento para que se adapte a las
circunstancias, ocultando su verdadera personalidad. Saben sonreír y ser
amables con una escafandra de buena educación, pero mas allá de las
apariencias, son personas frías y extremadamente egoístas, su propio beneficio
es el único motor que les mueve. Se infiltran con facilidad en los círculos
sociales, esa superficialidad no les hace ser especialmente conflictivos, hasta
que alguien les lleva la contraria. Saben aparentar interés, pero si lo piensas
bien, preguntan y se interesan, pero nunca esperan la respuesta. Si alguien se
abre, no tardarán en cambiar de tema o evitar esos momentos de conversación. Su
máxima felicidad, es estar rodeados de gente que les acepta sin pretensiones,
ni una verdadera intimidad.
Igual que los gatos, si se sienten molestos,
se levantan y se marchan a otro lugar donde seguir su vida sin interferencias.
Su vida es un continuo cambio de lugar y de
personas, les gusta tener varios círculos en danza, así pueden desplazarse de
uno a otro según su conveniencia.
Este tipo de personas van por libre, pero
necesitan un entorno social en el que integrarse, necesitan sentirse parte de
un algo que se mantenga a debida distancia permitiéndoles estar sin grandes
compromisos o exigencias.
La humanidad entera está a su servicio para
ese momento que ellos escogen, deben ser ellos los que decidan como y cuando,
si no la situación les incomoda y vuelven a escapar. Es un continuo va y ven de
ambientes, grupos y relaciones.
Visto desde fuera puede parecer normal, una
persona sociable y con un montón de amigos, esto sería así si no fuese porque
esa persona nunca se deja conocer, nunca se abre de verdad, hace ver solo la
fachada pública. Yo creo que llega un momento en el que de tanto fingir una personalidad inventada, pierden la noción
de su verdadero yo, adaptándose a lo que se espera de él o ella, pero nunca
definen que es lo que de verdad quieren o les importa.
Modas, gustos, actividades son negociables,
si para ser aceptado hay que cambiar que mas da, lo único que de verdad importa
es estar rodeado de gente que no invada ese espacio que guardan tan
celosamente.
Las personas Felinas observan y aprenden de
los demás, pero nunca dan nada. Esperan agazapados dejándose querer hasta que
necesitan algo, en ese momento todo vale para salirse con la suya. Esa persona
que mantiene las distancias, de repente saca una personalidad entrañable y
cercana. Expresiones y gestos encantadores surgen en ese rostro que hasta el
momento se mantenía distante, pone ojitos tiernos y una sonrisa encantadora,
que recuerda muy de cerca al Gato de la película Sreck.
Cualquier zalamería es
valida para lograr sus fines. Es una verdadera metamorfosis, que los sujetos
mas hábiles, manejan con gran maestría.
Soy de origen Italiana, aunque me he
criado y he vivido siempre en España, me quedan pocas cosas italianas, pero de
vez en cuando, alguna palabra salta a mi mente, la palabra RUFFIANO es una de
ellas, he buscado en el vocabulario español una palabra semejante, pero ninguna
describe a estas personas tan bien como el termino Italiano RUFFIANO..
En una palabra, se sintetiza toda una
personalidad, se describe ese momento en el cual surgen las carantoñas y los
mimos, ese momento en el cual esa persona tiene ese detalle inusual que sabe
que te va a derretir, ese acercamiento inesperado que de repente te hace pensar
¿habrá cambiado algo? o “Por fin, le he empezado a importar y por eso me trata
mejor”, es todo mentira, esa actitud acabará en cuanto consiga lo que está
buscando y todo volverá a la habitual indiferencia.
El Ruffiano no tiene limites ni
barreras pera conseguir sus deseos, no existen principios ni moral, lo único
que importa es conseguir lo que quiere. En ese momento sale su lado mas oscuro,
cubierto por ternura, su moral es ambigua, da igual a cuanta gente se deje
atrás, lo único que importa es alcanzar esa meta tan deseada en ese momento.
Lo mas triste, es que todo ese esfuerzo
suele responder a deseos peregrinos y fugaces, cosas importantes en ese
momento, casi nunca a verdaderas metas o logros con proyección a un desarrollo personal. Son, casi siempre,
caprichos, cosas de un momento que parecen ser lo mas importante del mundo.
Luchar por verdaderas metas es
honorable, pero esas triquiñuelas para lograr algo fútil es una actitud que,
para mi gusto, enmascara un gran egoísmo y una importante falta de madurez.
La actitud Felina, vuelve a hacer acto
de presencia si se ven desenmascarados o reciben un NO, en ese momento bufan y
arañan igual que un gato enfurecido.
Su gran ego y ese punto infantil, no
les permite recibir un No por respuesta, como van a prescindir de eso tan
importante en sus vidas, mañana les dará igual, pero hoy es la prioridad y
harán lo que haga falta para lograr salirse con la suya.
Cada NO es una afrenta insuperable,
algo imperdonable a lo cual solo se puede responder levantando una nueva
barrera de indiferencia.
El Gato lame su pelaje, se atusa y auto
consuela y se aleja con actitud altiva, dejándote ver como anda hacia su nuevo
destino, hacia nuevos sujetos a los que utilizar para sus propios intereses.
Una gran parte de esa conducta la marca
el carácter del individuo, pero ese carácter es fruto de la educación recibida.
Esos primeros años de vida son decisivos, la sensibilidad de la familia para
detectar y corregir este tipo de actitudes, es vital para que ese futuro adulto
no desarrolle una conducta tan falsa.
Por desgracia la sociedad es bastante
poco sensible a detectar y mucho menos a prevenir este tipo de conductas, pero
creo que es importante concienciarnos que este tipo de personas existen, que
son manipuladoras y bastante falsas y que no les importa vulnerar y utilizar a
cuantos se pongan en su camino.
Lo peor es que la sociedad cultiva y alienta ese comportamiento falso e hipócrita. Pone énfasis y recompensa una convivencia sin fricciones pero siempre alentando el comportamiento individualista y egoista...
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