Si hiciésemos esa pregunta en una encuesta,
estoy segura que un 95% de las personas dirían que SI.
¿Como no voy a saber trabajar en
equipo? en el cole aprendes a hacer trabajos en equipo, en el bachillerato y en
la universidad se hacen trabajos en equipo y en la vida laboral, se supone que
es normal, trabajar en equipo.
Pero ¿Que se entiende por Trabajo en equipo?
Para la mayor parte de la gente este concepto
es un reparto de tareas, tu haces esto, yo lo otro y lo juntamos. Las nuevas
tecnologías, favorecen esta forma de trabajo, en el que no hay casi contacto
entre los miembros del grupo. Si todos cumplen, el engranaje funciona y el
trabajo se entrega en fecha. Es un puzle con responsabilidad compartida, es
respetable, pero para mi eso no es trabajar en equipo.
Soy una persona muy independiente, desde hace
treinta años llevo mi negocio en solitario, mi frase siempre ha sido “Acierte o
me equivoque, será mi responsabilidad”, pero con los años y sobre todo con el
baile, he aprendido lo que yo entiendo como, trabajo en equipo.
El mundo del baile te ayuda a entender ese
concepto. Si trabajas con un grupo de bailarines, debes compartir tiempo con
ellos, por mucho que las nuevas tecnologías te permiten grabar una corografía y
enviarla por Internet, no hay un buen trabajo si los miembros de un grupo no
trabajan juntos, si no sacan tiempo en sus vidas, para compartir unas horas,
con esas personas con las que van a bailar. Hay que igualar movimientos,
sensaciones, no digamos si la coreografía tiene cogidas, no salen si no
practicas con la gente con la que vas a bailar.
El proyecto puede ser en común o dirigido por
una persona, peor lo que no es negociable, es que hace falta un tiempo de
trabajo en común, para que las cosas salgan bien.
Ese concepto que, en baile es tan evidente,
en la sociedad no se ve igual. Cuando propones un proyecto a alguien, esa
persona tiene varias opciones, puede decir que no, que no tiene tiempo, puede
poner sus condiciones, o puede aceptar y participar en la propuesta. Yo he
aprendido que no debo comprometerme a nada que no esté dispuesta a hacer. Con
mas o menos esfuerzo, pero mi implicación debe ser real. ¿Porque ese concepto
es tan raro en esta sociedad?
Lo habitual es que la gente diga a todo que
si, tejiendo un entramado de ideas, proyectos y planes con implicaciones
múltiples, una verdadera tela de araña que une a esta sociedad, en unos falsos
objetivos que, en el fondo, todo el mundo sabe que son puras quimeras.
Yo creo que la gente acepta con tanta
facilidad porque ya nadie cree en nadie. La idea colectiva es: “Tu tira para
adelante que si sale algo, ya veré si me apunto”
Creo que esa es una postura muy egoísta, yo
no me comprometo a aportar nada, y si tu solo, eres capaz de sacar adelante tu
proyecto, me apunto como si me hubiese esforzado desde el principio.
Hace unos cuantos años, cuando empezaba como
empresaria teatral, tuve que trabajar con uno de los peces gordos del mundo de
la escena. Fue una persona que me dio la oportunidad de arrancar, y eso siempre
se lo agradeceré, pero el precio que tuve que pagar en aquel momento, no se si
hoy, sería capaz de aguantar.
Recuerdo estar horas en el pasillo de su
oficina, esperando a que apareciera, estaba citada a las diez y se podía
presentar fácilmente a la una. Éramos unas cuantas personas entre artistas y
empleados de su empresa, que formábamos cola en ese pasillo, cuando se dignaba
a aparecer, pasaba con aspecto altivo entre nosotros, en esos escasos segundos
que se detenía delante de ti, daba el visto bueno a tu trabajo o tiraba por los
suelos semanas de trabajo. No había replicas, ni segundas oportunidades. Si le
querías explicar algo, le tenías que acompañar por la calle, donde él fuera o
esperar a que hubiera atendido a todos, para que al final te dijera que no tenía
tiempo.
Lo recuerdo como algo humillante, nos trataba
como cosas a su servicio, no como personas. Hace años que dejé de trabajar con
esa persona, precisamente fue ese trato vejatorio, lo que me disuadió a seguir
en su empresa.
Mi sorpresa es que unos años después, me
encuentro corriendo detrás de los supuestos colaboradores. Personas que se
supone que trabajan conmigo, pero que nunca tiene tiempo, para ese trabajo que
debíamos hacer juntos.
NO LO ENTIENDO.... yo se que mi sentido de la
responsabilidad me hace tirar para adelante, si me he comprometido a hacer
algo, con ayuda o sin ella, yo llevo el trabajo a su final. Eso me hace tragar
por situaciones absurdas, pero la verdad, no creo que nadie deba mendigar
atención, y menos cuando eres tu quien das trabajo.
Yo creo en ese debate constructivo, creo en
el intercambio de opiniones donde unas veces debes ceder y otras convencer.
Creo en implicarme en lo que estoy haciendo y creo que una buena colaboración,
requiere tiempo.
Cuando empiezo a trabajar con alguien suelo
ser muy realista, me gusta sopesar pros y contras, capacidades de mi
colaborador y desde luego, mi grado de implicación en el proyecto. Una de las
primeras cosas que planteo, en esa colaboración, es lo que espero de la persona
con la que voy a trabajar, y desde luego, dejo muy claro que hace falta
dedicarle tiempo a ese nuevo proyecto.
En ese momento, esa persona está en todo su
derecho de decidir no participar, de limitar la colaboración o de poner sus
condiciones, pero lo que no se puede hacer es prometer sacar ese tiempo,
aceptar las condiciones con frases “puedes contar con migo” o peor aún “Si
tengo que dejar esto o lo otro, no hay problema”. Esas frases salen por la boca
y en ese mismo momento se vuelven humo, esa persona no está realmente dispuesta
a nada y con el paso del tiempo compruebas que cualquier otro plan, proyecto o
invitación está por encima de esa supuesta colaboración.
Todo el mundo tiene una vida al margen del
trabajo, eso es un derecho del ser humano, pero esa vida, no puede estar
siempre por delante de las obligaciones. Cada día es mas frecuente que esos
momentos de ocio se antepongan a las obligaciones de los nuevos proyectos.
Cuando alguien habla de un proyecto, lo
normal, es que aún no se ha cuantificado la ganancia económica que va a
suponer. Como no es una nómina, no me siento comprometido.
Por desgracia en esta sociedad de locos, ese
es el concepto de colaboración que tiene la gente. Si no se cuanto voy a ganar,
no me interesa, pero si sigo en tu equipo y hay algún beneficio, yo me lo
apunto.
Yo me pregunto ¿El trabajo en equipo ya no
existe? ¿La ilusión por hacer algo, por crear algo, ya no existe? Si es así,
entiendo que el arte haya caído en la deriva en la que está.
Durante un tiempo, pensé que era solo yo que
ponía mis esperanzas en las personas equivocadas, pero estos años, lo veo
continuamente en otra gente con la que no tengo nada que ver. Gente formal y
trabajadora, que lucha, con mucho esfuerzo, por sacar adelante sus sueños.
Personas que se ven impotentes, cuando les falla la gente con la que colaboran.
¿Que le pasa a esta sociedad, es que dar tu palabra ya no vale nada?
Yo siempre he pensado que los bailarines
éramos seres privilegiados, que ese aprendizaje tan estricto, al que nos
sometían desde pequeñitos, nos daba una capacidad de trabajo y de compromiso
superior al de otra gente.
La sociedad ha cambiado, pero en ese cambio
se están perdiendo valores, que yo considero básicos.
Si la palabra de las personas no vale nada,
tampoco valdrá en las relaciones o en los compromisos. Antes podías hablar con
la gente joven y despertar sus conciencias, hacerles entender que algunas cosas
son importantes, y que, cumplir sus compromisos, es una de ellas. Hoy en día,
en este mundo de hipócritas, tienes una sonrisa, te asienten a todo lo que les
dices, y el resultado final es ..... NADA.
Vivimos un mundo de autistas, que se
comunican a través de la tecnología y que son incapaces de expresar
sentimientos, afectos o compromiso.
Yo me pregunto, ¿Que estamos haciendo?, el
contacto con otro ser humano es enriquecedor, es necesario para crecer y para
aprender a ser mejor persona.
Vivimos en una sociedad donde cada persona se
encierra en su propia burbuja, si eres de ese reducido circulo, tienes una
oportunidad, si no estás fuera. En los roles sociales, el circulo es lo
primero, cualquier cosa que no implique ese circulo está de mas.
Yo creo firmemente, que abrirse a conocer
gente nueva es importante, es enriquecedor y es altamente recomendable.
Mucha gente piensa que viajar es conocer
gente nueva. No dudo que viajar te hace aprender y ver que, mas allá de tu
mundo, hay mucho mas, pero para mi, es una forma de no arriesgarse a nada.
Esa gente se quedará en su país y tu vuelves
a tu entorno, no has tenido que arriesgar nada tuyo, en cambio, abrirte a un
nuevo equipo, es permitir que gente nueva y cercana, se acerque a ti. Es dejar
que alguien entre en tu vida, aunque sea por unas horas. Cada nuevo proyecto te
hace vulnerable y a la vez fuerte. Cada vez que trabajas “de verdad” en grupo,
aprendes a encontrar ese equilibrio tan difícil, entre lo que tu quieres, y lo
que quieren los demás. Aprendes a conocerte un poco mas a ti mismo y aprendes
de cuantos te rodean.
Trabajar en equipo es un reto, pero es
aleccionador y conseguir que ese proyecto salga adelante, te llena de
satisfacción. Entonces.... ¿Es que la sociedad se ha vuelto tan cobarde, que no
es capaz de luchar por algo?
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